Durante una clase con uno de sus alumnos, a Peter Ouspensky, un conocido metafísico y filósofo, se le hizo la pregunta: «¿Cómo puedo determinar cuál es la elección correcta para mí?
Ouspensky respondió: «Si me dice cuál es su objetivo, le diré qué es lo acertado para usted».
Esta parábola tiene un valor significativo. Para discernir entre el bien y el mal, y priorizar la importancia de las tareas, primero se debe establecer su objetivo o meta en el momento dado.
Una vez establecido esto, todas las actividades se pueden clasificar en dos categorías: A y B.
Cuando se trata de lograr tus objetivos, una actividad A es en lo que debes concentrarte. Esto se debe a que una actividad A es algo que lo impulsa hacia tu objetivo de la manera más rápida y eficiente posible. Por el contrario, una actividad B es irrelevante para el logro de la meta que tiene importancia para ti.