Cuando me amé de verdad

Las primeras décadas del siglo pasado presenciaron el nacimiento y esplendor del cine mudo y la aparición de grandes actores y cineastas que gozaron de una inmensa popularidad. De todos ellos, ninguno llegaría a alcanzar un reconocimiento tan unánime entre el público y la crítica como el londinense Charles Spencer «Charlie» Chaplin (1889-1977), considerado un genio de la cinematografía mundial.

Creador del tierno y humanísimo Charlot, personaje más universal si cabe que el mismo actor y cineasta, Charles Chaplin sobrepasó en su filmografía de madurez la idiosincrasia meramente lúdica del género cómico para transmitir al público su perspectiva crítica sobre el capitalismo salvaje, el auge de los totalitarismos y la deshumanización del mundo moderno. La profundidad de tales cargas, cuya vigencia comprobamos al revisitar sus películas, llegaron a ponerlo en el punto de mira de la «caza de brujas» estadounidense, hasta el punto de forzar el regreso a su país: ningún hecho ilustra mejor su insobornable condición de artista comprometido.

Aquí va mi propio reconocimiento a su célebre poema «Cuando me amé de verdad», un verdadero resumen de lo que es saber vivir.

 

Cuando me amé de verdad

«Cuando me amé de verdad
comprendí que en cualquier circunstancia,
yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta,
y en el momento exacto, y entonces, pude relajarme.
Hoy sé que eso tiene un nombre… Autoestima.

Cuando me amé de verdad,
pude percibir que mi angustia,
y mi sufrimiento emocional, no es sino una señal
de que voy contra mis propias verdades.
Hoy sé que eso es… Autenticidad.

Cuando me amé de verdad,
dejé de desear que mi vida fuera diferente,
y comencé a aceptar todo lo que acontece,
y que contribuye a mi crecimiento.
Hoy eso se llama… Madurez.

Cuando me amé de verdad,
comencé a percibir que es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona,
sólo para realizar aquello que deseo, aun sabiendo que no es el momento,
o la persona no está preparada, inclusive yo mismo.
Hoy sé que el nombre de eso es… Respeto.

Cuando me amé de verdad,
comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable:
personas, situaciones y cualquier cosa
que me empujara hacia abajo.
De inicio mi razón llamó a esa actitud egoísmo.
Hoy se llama… Amor propio.

Cuando me amé de verdad,
dejé de temer al tiempo libre
y desistí de hacer grandes planes,
abandoné los mega-proyectos de futuro.
Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta,
cuando quiero, y a mi propio ritmo.
Hoy sé que eso es… Simplicidad y sencillez.

Cuando me amé de verdad,
desistí de querer tener siempre la razón,
y así erré menos veces.
Hoy descubrí que eso es… Humildad

Cuando me amé de verdad,
desistí de quedarme reviviendo el pasado,
y preocupándome por el futuro.
Ahora, me mantengo en el presente,
que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez.
Y eso se llama… Plenitud

Cuando me amé de verdad,
percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme.
Pero cuando la coloco al servicio de mi corazón,
ella tiene una gran y valioso aliado.
Todo eso es… Saber vivir

No debemos tener miedo de cuestionarnos,
de hecho hasta los planetas chocan,
y del caos suelen nacer la mayoría de las estrellas.»

Charles Chaplin

 

Un día sin reír es un día perdido

Deja un comentario